Se les llama así porque los comercializó una empresa conocida como Jiffy Group y se trata de turba o fibra de coco que viene prensada y envuelta en una fina malla. Tienen forma de pequeño disco cilíndrico y plano que, cuando se humedece, se hincha multiplicando su tamaño a lo alto, y contienen un pequeño agujero en la parte superior para introducir la semilla o el tallo del esqueje.

Su creador era un entusiasmado del cultivo casero de coles y otros vegetales, pero no le gustaba la forma en que vendían los esquejes por la desprotección que presentaban las raíces. Fue por este motivo por lo que empezó a desarrollar semilleros individuales de fácil trasplante, así nacieron los primeros Jiffy.

Totalmente orgánicos y biodegradables, la turba es la misma que se utiliza en los sustratos de marca, natural. La fibra de coco igual, este tipo de jiffy salió más recientemente para los amantes del cultivo en este sustrato, pero está compuesto por las mismas fibras que se utilizan en los ladrillos de coco. Hasta la pequeña malla que contiene es biodegradable en muy poco tiempo, por lo que se puede considerar que los jiffy no dejarán huella en el planeta tras su uso.